Malabares y sus beneficios
Jugando aprendo
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O por qué es bueno jugar con diábolos, bolas y zancos...
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Siempre he sentido una suerte de fascinación por los acróbatas, malabaristas y otros artistas circenses. Recuerdo de muy pequeña haber ido con mis padres a ver un espectáculo del Circo Chino y quedar todo el rato con la boca abierta hechizada por el lanzamiento de los discos por niños muy pequeños, quizás más chiquitos que yo en ese entonces, con una genialidad que lo hizo inolvidable.
Pensé en aquel momento (y aún lo creo) que era un talento casi genético ¿Cómo podían lanzar tan alto el disco, moverse y hacer piruetas y luego volver a cogerlo sobre la punta de ese palito menudo sin que dejara de girar? Eso era ¡de otro planeta!.
Estudiando la carrera, cuando empezamos a ahondar sobre el funcionamiento neurológico, me impresionó ver cómo determinadas actividades redundaban en la potenciación de nuestras conexiones sinápticas, haciéndonos más eficientes incluso en tareas alejadas de esa primera que motivó el "ejercicio cerebral". -
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Sabemos, tras muchos estudios que así lo corroboran, que los juegos malabares aportan enormes beneficios en el desarrollo cognitivo de quien los practica. En el caso de los niños y niñas, tales bondades se multiplican gracias a la plasticidad cerebral. El hecho de que su cerebro esté aún en construcción, facilita la optimización de las conexiones sinápticas que son, para que nos entendamos, los caminos y atajos que hace el cerebro para ejecutar las tareas con mayor eficacia y rapidez.
El cerebro tiene dos hemisferios y cada uno de ellos (derecho e izquierdo) se desarrolla y activa de forma independiente en función de las tareas o habilidades que ponemos en marcha. Es como un músculo, Y al igual que ellos, si hacemos más deportes de brazos que de piernas, tendremos más robustos los primeros que los segundos. El caso es que hay actividades, unas pocas, que ponen a funcionar ambos hemisferios del cerebro simultáneamente. Los juegos malabares son una de ellas. Es eso a lo que los especialistas llaman la Bilateralidad. De modo que, cada vez que jugamos con tres bolas pasando por encima de nuestras cabezas y haciéndolas rotar, ambos hemisferios de nuestro cerebro trabajan sin parar, creando nuevas conexiones sinápticas y haciéndonos más eficientes incluso en tareas alejadas al propio juego malabar. -
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A la par que entrenamos nuestro cerebro, los juegos malabares favorecen la adquisición de destrezas cognitivas útiles para la vida ¿imaginas cuáles? por lo pronto, te enumeramos algunas de ellas.
- La coordinación, sincronía y el ritmo son de las funciones que resultan potenciadas y fortalecidas con la práctica de los juegos de malabar.
- La visión espacial, que se amplifica, porque con este tipo de juegos requerimos no sólo ampliar nuestro campo visual sino que simultáneamente, medimos y calculamos las distancias, previendo el tiempo y el lugar de caída y recepción.
- La atención y la concentración, es una obviedad su trascendencia. Y es que ambas son habilidades importantes para la vida y la resolución de problemas Sin duda los juegos malabares nos permiten ponerlas en práctica de forma exitosa.
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A las ya enumeradas, habría que añadir una serie de habilidades que, desde el punto de vista psicológico, también se ven reforzadas con la práctica de juegos y actividades circenses.
- La tenacidad, es evidente que la práctica es necesaria en cualquier actividad, pero en el caso de los juegos malabares, la constancia es una necesidad imperiosa. El insistir, el hacer las cosas una y otra vez, hasta alcanzar el objetivo es un ejercicio de tenacidad que nos será útil no sólo con el plato chino o el diábolo, sino en todas las facetas de nuestra vida.
- La tolerancia a la frustración en consonancia con lo anterior, ser tenaces muchas veces nos prepara para no rendirnos ante la primera dificultad. Hacerlo y fallar no una ni dos, sino muchas veces, es una prueba de que podemos y necesitamos hacerlo una y otra vez, equivocarnos y aprender de los fallos para no enfadarnos y abandonar, sino para continuar intentándolo con firmeza y alegría. Con esa actitud, lo conseguiremos.
- La paciencia, el aprender que las cosas no salen bien a la primera y que el trabajo y la práctica diaria darán sus frutos más adelante, es una manera de ejercitar nuestra paciencia. La inmediatez de este mundo actual suele hacer más complicado enseñar a niños y niñas el valor de aprender a esperar. Los juegos de malabares sin ninguna duda contribuyen positivamente en la consecución de este objetivo.
- El reconocimiento del esfuerzo como valor imperecedero es un aprendizaje que trasciende más allá de la infancia. El esfuerzo y el trabajo duro darán su resultado más tarde o más temprano y no hay mayor alegría que saber que un objetivo cumplido tiene tras de sí, horas de práctica y esfuerzo.
- Las destrezas sociales, es difícil ver una actividad de circo en solitario. Como la mayoría de los juegos físicos, los malabares comprometen a la complicidad de un otro. Un otro que aprende conmigo, un otro que enseña o incluso un otro a quien exhibir mis avances y logros. De manera que la socialización está casi siempre implícita en las actividades y juegos de este tipo.
- Finalmente, la autoestima que, tras todo lo contado en líneas anteriores, se verá gratamente reforzada. La sensación de plenitud que acompaña cada avance por lo que significa de manera personal en cuanto a tiempo y esfuerzo, nos ayudará a sentirnos más seguros de nosotros mismos, de nuestra valía y de nuestras capacidades.
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Es evidente que los Juegos Malabares son verdaderamente beneficiosos y útiles para el desarrollo de los niños y niñas, física, cognitiva y emocionalmente. Pero y, sobretodo, los juegos malabares comportan desafíos cuyo tránsito es la mar de divertido porque no lo olvidemos, ¿para qué jugamos si no es para divertirnos?
¡Hasta la próxima, familias!