Crecer con curiosidad y libertad: Proteger el asombro
Jugando aprendo
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Resguardar la mirada, educar en el asombro
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¿Sabías que lxs niñxs son capaces de experimentar la sensación de maravillarse muchas veces al día? En este post te hablaré del asombro pero sobre todo, de lo importante que es alimentar esta capacidad natural y preservarla, no sólo porque es el germen de toda curiosidad, ergo aprendizaje, sino porque representa un espíritu vital para la felicidad y nuestra libertad de ser.
El asombro es esa sensación que experimentamos cuando algo nos impresiona de manera positiva, cuando algo nos llama la atención y nos hace reflexionar. Es una emoción fundamental en el aprendizaje, ya que nos invita a explorar, a descubrir y a preguntar.
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“Precisamente, es característico del filósofo este estado de ánimo: el de la maravilla, pues el principio de la filosofía no es otro.”
(Platón) -
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Desde la filosofía griega, Platón, Sócrates y Aristóteles, han asociado el asombro al origen de todo conocimiento. Heidegger da un paso más allá y vinculará el asombro al descubrimiento de la verdad. Obviamente para que emerja, la contemplación y la disposición de los sentidos es una condición previa. Es por ello que buena parte de los filósofos entienden el asombro como el origen del pensamiento.
Sin embargo, las tareas repetitivas, demasiado estructuradas y con poco espacio para la libertad creativa, atentan peligrosamente contra la posibilidad de desarrollar nuestra capacidad de asombrarnos. O lo que es lo mismo, de ser sensibles a lo que acontece a nuestro alrededor. Perder nuestra capacidad de asombrarnos convierte nuestra virtud natural de maravillarnos, en una actitud vital pasiva y rígida. La manera en que educamos está ligada a la preservación o pérdida del interés, la creatividad y la libertad de pensamiento, conforme crecen nuestros hijos e hijas. -
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“Es como si durante el crecimiento perdiéramos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo.”
(Jostein Gaarder) -
Aunque no es del todo cierto que la escuela limite la capacidad de asombrarse en los niños, es innegable que el enfoque educativo en muchos sistemas escolares está orientado hacia el cumplimiento de objetivos y el logro de resultados medibles. Esto puede llevar a que los maestros se centren en enseñar aquello que se espera que los estudiantes aprendan, en lugar de fomentar la exploración y el descubrimiento de cosas nuevas.
La forma pedagógica de la escuela más tradicional a veces enfatiza demasiado en la memorización y el aprendizaje de información concreta corriendo el riesgo de que, los niños y niñas, pierdan interés en aprender por cuenta propia y desarrollar su capacidad de asombro.
He intentado resumir algunos de los beneficios de educar en el asombro:
- El asombro es la base de la curiosidad perceptiva que favorece el aprendizaje. Uno de los beneficios más importantes de educar en el asombro a los niños es que les permite disfrutar del aprendizaje de manera más efectiva y duradera.
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- La autonomía se refuerza creando espacios de libre exploración y experimentación y la autonomía es a su vez, el acicate de la autoestima, es decir, de reafirmación de su seguridad y en ello, un motor para desarrollar su capacidad resolutiva. El asombro les ayuda a desarrollar su capacidad de observación y de análisis. Cuando los niños se sienten impresionados por algo, tienden a prestar más atención a los detalles y a reflexionar sobre lo que están viendo o experimentando. De esta manera, aprenden a ser más críticos y a desarrollar su pensamiento reflexivo.
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El asombro es por definición espontáneo y libre. Pero al mismo tiempo, requiere tiempo, porque se sucede como una experiencia sensorial. Y es precisamente este mundo ajetreado y vertiginoso el principal obstáculo.
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- La contemplación es un terreno fértil para el desarrollo de los sentidos y la aproximación sensitiva a lo que les rodea; favorece no sólo la búsqueda y la pregunta por lo que está afuera, sino también por lo que les acontece internamente. Por otro lado, educar en el asombro a los niños permite desarrollar su creatividad. Cuando algo les sorprende, su mente se activa y empiezan a generar nuevas ideas y a buscar soluciones creativas. De esta manera, aprenden a pensar de manera más flexible y a encontrar soluciones originales a los problemas que se les presentan.
- El asombro tiene una dimensión afectiva, vincular. Nos asombra lo que de una u otra forma nos sacude y moviliza favorablemente. Eso les permite conectar emocionalmente con lo que les rodea: la naturaleza, el contexto social, los otros. Además, les ayuda a desarrollar habilidades sociales, como la empatía, la tolerancia y el respeto hacia los demás y hacia el entorno. Es importante que nosotros como acompañantes y los educadores por extensión, prestemos atención a este aspecto fundamental en el desarrollo de los más pequeños y que les demos la oportunidad de experimentar el asombro ante el mundo en el que viven. De esta manera, estaremos contribuyendo a su formación integral y a su desarrollo como personas.
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Para mantener vivo en un niño su innato sentido del asombro, sin contar con ningún don concedido por las hadas, se necesita la compañía de al menos un adulto con quien poder compartirlo, redescubriendo con él la alegría, la expectación y el misterio del mundo en que vivimos.
(Rachel Carson) -
Por todo lo que he intentado resumirte en este post, educar en el asombro a los niños es esencial para fomentar su curiosidad, su creatividad y su capacidad de pensar críticamente. El asombro les ayuda a desarrollar habilidades sociales, como la empatía, la tolerancia y el respeto hacia los demás y hacia el entorno que les rodea.
¡Hasta la próxima, familias!